Por: Tatiana Tellado
Dolores Jiménez y Muro escritora, poeta y revolucionaria, ejemplo de talento, autonomía y energía revolucionaria. Nació en 1870 en el seno de una familia liberal de San Luis Potosí, que sin dejar de ser patriarcales, permitían a las mujeres una mayor libertad para leer, formarse y hasta ser escritoras o profesoras.
Mujeres como Dolores Jiménez, Juana Belén y Elisa Acuña, eran periodistas, fundadoras de grupos políticos de obreros y de mujeres, de diarios y revistas, estrategas y dirigentes de protestas públicas, también prisioneras políticas, intelectuales en el exilio y organizadoras de actividades en la clandestinidad.
Durante el porfiriato, en 1883, participa en acciones filantrópicas que le ayudan a tomar conciencia de la condición de las y los trabajadores, de su miseria y explotación, desde la cárcel se asume como testigo de la pobreza rural y urbana de muchos mexicanos.
Representa un símbolo revolucionario por un hecho registrado en la historia: fue ella quien reunió ideas y las precisó para conformar el Plan de Tacubaya y, posteriormente, el prólogo del Plan de Ayala, que sintetizaban el programa zapatista, que exige medidas como la protección a la raza indígena con dignificación y prosperidad; el aumento de los jornales a los trabajadores de ambos sexos y la jornada de ocho horas; la disminución de los alquileres y la construcción de casas higiénicas para las y los trabajadores; la obligación de los grandes terratenientes de dar la que no usan a quienes la pueden trabajar y la abolición de todos los monopolios.
El 11 de septiembre de 1910, como presidenta del Club Femenino Hijas de Cuauhtémoc, encabezó una protesta en la ciudad de México contra el fraude en las elecciones, con la consigna "es tiempo de que las mujeres mexicanas reconozcan que sus derechos y obligaciones van más allá del hogar”, lo que la llevó de nuevo a la cárcel.
Eligió ser soltera, desde la cárcel escribe "...huérfana de padre y madre desde muy joven; viviendo siempre de mi trabajo y, desde hace tiempo, sola en el mundo, no existe otra influencia para mí que la de mi criterio y la de mi conciencia, no aspirando a nada material ni arredrándome nada tampoco, si no es obrar torcidamente, lo cual está en mi mano evitar.
Emiliano Zapata la invitó expresamente a unirse a las filas revolucionarias asumiendo tareas de docente, escritora, periodista y oradora. Aunque ya había superado los 60 años, acompañó muchas campañas y fue nombrada coronel del Ejército Libertador del Sur. Más tarde, en 1917, desde de la Secretaría de Educación, impulsó la primera campaña de alfabetización, y participó de las Misiones Culturales.
Dolores Jiménez y Muro murió en 1925, con 77 años, sus compañeras todavía la llamaban “antorcha de la revolución”. Una mujer valiente que entró en la Ciudad de México aquel 1914 con los ejércitos revolucionarios, su aporte a la revolución cuenta entre los fundamentales, el desconocimiento de su figura solo es explicable por el ocultamiento sistemático de las mujeres en los procesos históricos y revolucionarios.
Fuente: UyL/ En Primera Fila Mujeres Comunistas
http://enprimerafila-mujerescomunistas.blogspot.com
Correo: pcvmirandasrp@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario